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Foto del escritorElisa Moya Ruiz

Evaluación normalizada vs auténtica

Hace unos días iniciamos la asignatura de Evaluación en el aprendizaje de ELE, del segundo cuatrimestre del Máster de FPELE, impartida por Neus Figueras y Rocío Cuberos y en el transcurso de la primera clase, el día 9 de enero, tratamos de hacer un juego para en primer lugar, identificar una serie de descriptores y en segundo lugar, unirlos con su correspondiente. Os explico mejor en qué consiste esta actividad. Nos dieron un sobre con 24 descriptores que hacían referencia a dos tipos de enfoques de evaluación, por un lado los descriptores de la evaluación normalizada y por otro lado los descriptores de la evaluación auténtica. Nuestra misión era en primer lugar identificar cuáles eran los descriptores que iban en cada evaluación para luego poder comparar, por tanto, lo que habitualmente se conoce como evaluación “normalizada” con aquello caracterizado como evaluación “auténtica”.


Sobre con las instrucciones y los descriptores. Foto propia.


Una vez que teníamos claro lo que teníamos que hacer nos pusimos manos a la obra y no os mentiré, algunas nos fueron verdaderamente difíciles de clasificar. Por ejemplo, nos surgió una duda, ¿qué son las destrezas de alta categoría? ¿Y las de baja categoría? ¿Y dónde se clasificarían? Bien, las de baja categoría son aquellas que tienen que ver con el aprendizaje que es automático, memorístico y directo. Como por ejemplo, vendría a ser saberse el pasado de nadar en inglés. Iría, por tanto, en la evaluación normalizada. Las destrezas de alta categoría, por el contrario, son las que mezclan diversas destrezas para favorecer el pensamiento y no la memoria. Aquí sería, por ejemplo, escribir un texto en pasado explicando que te pasó en tus últimas vacaciones o alguna cosa de ese tipo. Se trata de reflexionar, de pensar de forma crítica y no solo de memorizar y vomitar por lo que iría con la evaluación auténtica. Salvo algunas dificultades momentáneas, nos fue medianamente fácil poder identificar qué descriptor pertenecía a cada evaluación.


El ejercicio se basa en la distinción entre evaluación normalizada y evaluación auténtica que vemos en el artículo de Viljo Kohonen (2000) titulado: “La Evaluación Auténtica en la Educación Afectiva de las Lenguas Extranjeras”. Considero que este ejercicio es una buena manera para introducirnos los conceptos y a la vez hacernos reflexionar sobre qué es cada cosa y sobre las diferencias que hay entre una y otra. Además, mediante este ejercicio estamos realizando un primer acercamiento, y también divertido, a Kohonen por lo que su artículo nos entrará mucho mejor. Tenía ganas de saber más de ambas evaluaciones tras este juego de parejas. Y tras el juego y la lectura atenta del artículo de Kohonen, hemos elaborado una reseña del mismo, relacionando los supuestos de Kohonen con nuestra experiencia personal o bien como alumnos de lengua o bien como profesores de lengua.


Descriptores emparejados. Foto propia


Una vez leído el artículo podemos decir que Kohonen, además de hablarnos de la evaluación auténtica, nos habla de otras muchas cosas interesantes. No obstante, nos centraremos en la distinción entre enfoques de evaluación. La evaluación auténtica, tal como el autor nos advierte, se refiere a los procedimientos para evaluar el progreso del alumno utilizando actividades y tareas que integran los objetivos del aula, los currículos y la actuación de la instrucción y de la vida real. Para ello, utiliza las diversas formas de valoración que reflejan el aprendizaje, el logro, la motivación y las actitudes de los alumnos. Consideramos, como alumnos y futuros docentes en formación, que este tipo de evaluación es altamente beneficiosa para el alumno e interesante.


Bajo nuestro punto de vista, la evaluación auténtica es muy novedosa dado que en ninguno de nuestros años escolares se ha seguido (Primaria, ESO, Bachillerato y Grado) La evaluación, según hemos experimentado, siempre ha sido normalizada pero cada vez se empieza a ver más la auténtica. Cada vez encontramos más trato único y no de manera uniforme a todo el grupo, más enfatización de las cualidades de cada uno, mayor consideración cultural, mayor posibilidad en cuanto a perspectivas…. También se destacan más los resultados del aprendizaje y las destrezas de pensamiento de alta categoría, así como se fomenta el aprendizaje cooperativo y el intrínseco de los alumnos. Sin embargo, debemos advertir, tal como lo hace Kohonen, que pese a que cada vez más tenemos evaluación auténtica, esta no es excluyente respecto la normalizada. Ambas son complementarias dado que cada una satisface unas distintas necesidades y objetivos.


Comparación entre evaluación normalizada y auténtica. Captura del artículo de Kohonen.


El ejercicio, por tanto, como ya hemos dicho, es realmente útil para introducirnos en la distinción entre evaluación auténtica y normalizada y también para realizar un primer acercamiento a Kohonen, mucho más divertido y cálido que empezando directamente por sus artículos. Como conclusión y ya para finalizar podemos decir que la evaluación auténtica nos ha parecido muy beneficiosa para los alumnos, aunque teniendo en cuenta que quizás no a todos les sirve la misma cosa y que no todos adoptan un papel activo durante el curso. Es por eso que aunque me gustaría, en un futuro, incluir en mis clases de español la evaluación auténtica y el portafolio, debo ser consciente de las necesidades de mis alumnos y tener preparado un plan B para aquellos alumnos que esperen una evaluación normalizada.



Referencias:


Kohonen, Viljo. “La Evaluación Auténtica en la Educación Afectiva de las Lenguas Extranjeras” (pp. 295-309), en Jane Arnold (ed.). 2000. La dimensión afectiva en el aprendizaje de idiomas. Cambridge University Press.



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