Recientemente en la asignatura de Cine y Literatura en la enseñanza de ELE con Irene Yúfera hablamos de los tráilers y de los distintos géneros de las películas. Dado que tocamos el tema de los largometrajes, también mencionamos los cortometrajes y Yúfera, para explicarnos estos cortos, nos habló de los microrrelatos y nos propuso leer Autobús. Tanto el texto como la película son dos elementos fundamentales en la enseñanza de lengua extranjera, tanto para los alumnos como para los profesores aunque resulta fundamental, sobre todo, para los profesores, y por eso me decidí a buscar más información y a empaparme y reflexionar sobre ellos en profundidad.
Los microrrelatos o también llamados minicuentos son textos de extensión muy breve con carácter narrativo. Las frases que los componen son cortas, y en muchas ocasiones, los escritores intentan recortarlas aún más. Se intenta evitar, asimismo, el uso de descripciones largas, ya que, en cierto modo, se alarga innecesariamente el relato. Estos se caracterizan, además, porque son capaces de reflejar una pequeña historia. Del mismo modo que los cuentos tradicionales, cuentan con una trama, unos personajes y un final. Destacan sobre todo por tener una primera frase que te atrapa y un final que o bien puede quedar abierto a la imaginación y a las posibles interpretaciones del lector o bien puede quedar perfectamente concluido.
Tal como apunta Pedro de Miguel en su artículo titulado El microrrelato: ese arte pigmeo, este género literario del microrrelato tiene sus orígenes en Hispanoamérica. A lo largo de los siglos han sido muchos los autores que se han decidido por desarrollar estos pequeños cuentos. En la Edad Medieval ya encontrábamos parecidos en las fábulas y los apólogos. Más tarde, en la Época Moderna, gracias a la aparición del cuento, estos pequeños relatos tuvieron más cabida y fue a partir de este momento cuando la demanda de escritos cortos tuvo más protagonismo. Gracias a este desarrollo continuo mediante el paso de los años, podemos afirmar, por tanto, que se ha producido una clara evolución, dando lugar, finalmente, a lo que hoy conocemos como microrrelatos. Fueron importantes para este concepto, además, autores como Rubén Darío y Leopoldo Lugones.
Personalmente consideramos que desde el punto de vista docente, los microrrelatos son una buena herramienta para trabajar en el aula. En primer lugar, porque de unos escritos tan cortos se puede sacar mucha materia para enseñar. Si bien es cierto, los hay de muchos tipos. Se puede empezar por aquellos más fáciles, y luego continuar, quizás, con unos un poco más largos y complejos, aunque sin olvidar, sin embargo, el nivel de los estudiantes. La enorme ventaja de este tipo de género literario es su gran versatilidad dado que existen numerosas maneras de poder trabajar con ellos. Más adelante, abordaremos algunas opciones que nosotros como docentes podemos emplear para llevar al aula estos minicuentos.
Si se escogen bien las actividades a realizar y el modo en cómo hacerlo, puede ser un medio muy interesante y útil para el aprendizaje de una segunda lengua. Aunque existen otras formas, esta es curiosa y divertida a la vez. Además de la parte más “lúdica”, podemos abordar el desarrollo teórico desde diversos puntos y en ese sentido, hay cantidad de información que tratar.
Ahora procederemos a leer y comentar algunos de los microrrelatos propuestos desde el campus de la misma asignatura. Entre una gran lista de pequeñas historias, vamos a escoger aquellas que más nos han llamado la atención o nos han gustado de forma general. Para no extendernos demasiado y que quede, aun así, la información clara, hablaremos de dos o tres ejemplos aproximadamente.
Sin embargo, no nos ha resultado fácil escoger dos microrrelatos dado que tras la intensa búsqueda en la web, todos los observados eran posibles y buenos para trabajar. Nos han parecido muy bonitos dado que desde que empiezas te sumerges en un mundo concreto, ese mundo y ahí consiguen dejarte atrapado. Algunos ejemplos de ellos son: La expectativa, Atún, Un feliz regreso y Autobús, entre otros. Los dos escogidos, no obstante, tienen un atractivo especial para nosotros; son los dos que más nos han impactado, tanto por su contenido como por lo que nos han hecho sentir, pasando, por descontado, por la reflexión tras su lectura.
El primero de ellos es Notas falsas, de Ginés S. Cutillas:
Eligió la melodía con cuidado. Debía ser lo suficientemente pegadiza e inusual. Al día siguiente, en la oficina, se pasó toda la mañana silbándola al oído de su compañero. Cuando por la noche llegó su mujer a casa tarareándola, se confirmaron sus sospechas.
Quizás, de todos los leídos, es el que más nos ha impactado ya que, a pesar de su brevedad, da muchas cosas a entender. Y lo más curioso es su argumento, simple pero muy conciso y atrayente. Como podemos ver, nos cuenta la historia de un hombre que va a la oficina donde trabaja junto a su compañera y esta se pasa toda la jornada silbándole una melodía al oído. Y como se nos ha desvelado al principio (aunque aún no podíamos saber de qué se trataba y hemos tenido que volver arriba para releer), esta melodía había sido escogida expresamente. Y cuando por la noche ella llega a casa, entonces se entiende todo lo que ha estado pasando.
Con esta pequeña historia, y todos los hechos que se nos han presentado, nos es fácil suponer y desvelar lo que ha pasado. La chica se sabe la canción porque está engañando a su marido con su compañero de trabajo y este último le ha “enganchado” la melodía. Este microrrelato nos resulta, por tanto, muy interesante desde el principio. Con cuatro escasas líneas, logra captar fantásticamente la atención del lector y contar una historia divertida y cargada de información. La razón de la elección de este microrrelato por encima de los demás es simple; consideramos que la verdadera historia que Cutillas nos intenta transmitir está más allá de las cuatro líneas que se presentan. El autor nos proporciona una información y lo que realmente toma relevancia es aquello que cada uno personalmente se imagina una vez leído.
El segundo de los microrrelatos escogido, titulado La carta, es del autor Luis Mateo Díez:
Todas las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lámpara, abro el portafolios y antes de empezar la tarea diaria, escribo una línea en una larga carta donde, desde hace seis años, explico minuciosamente las razones de mi suicidio.
Al igual que veíamos en el anterior, se trata de un escaso microrrelato de tres líneas que contiene una gran historia detrás. El autor con este texto nos está contando la historia de un hombre que se va a trabajar, como cada mañana, a su oficina y que antes de empezar a desarrollar su tarea diaria, se pone a escribir una línea al día en una carta que lleva elaborando seis años sobre las razones de su suicidio.
Al acabar de leer este microrrelato, una sensación de tristeza nos ha recorrido el cuerpo entero. A diferencia del otro, este es mucho más profundo y sabe llegarte de diferente modo. Ambos te producen sensaciones bien distintas entre ellos; el primero de los dos, más que tristeza, personalmente, nos produce ira, rabia o incluso impotencia en cierto modo. En cambio, este segundo, por la historia que cuenta, nos produce pena. Aunque textualmente nos da poca información, inferencialmente nos da muchísima y eso nos sirve para imaginarnos la negra tragedia que el autor explica. Nos parece un fantástico ejemplo de minicuento, ya que, a pesar de su longitud, el autor sabe aprovechar muy bien las palabras y darnos, aun así, una historia que se extiende más allá de las tres líneas.
Resulta fundamental en este punto del artículo tener en cuenta lo que estamos estudiando y ver cómo podríamos llevar este género literario al aula. Se nos ocurren un par de ideas posibles para llevar esta actividad a las clases, si bien hay cantidad de opciones que pueden hacerse, algunas son más dinámicas que otras.
En primer lugar, pensamos en una actividad orientada a estudiantes con un nivel de español más elevado, es decir, aproximadamente un B2 o B2 +. Esta tiene un funcionamiento muy básico. Los alumnos formarán grupos de dos o tres y el docente facilitará una lista de microrrelatos previamente seleccionados para la actividad. Cada grupo escogerá de esa lista tres microrrelatos para trabajar. Y una vez escogidos, los alumnos deben leer los textos y comentar con los compañeros qué es lo que están entendiendo, qué pueden extraer de ahí, qué consideran que falta… En esta actividad entre el conocimiento de la pragmática en diversas áreas, tanto como las inferencias que son necesarias realizar como por el conocimiento del mundo compartido que puede haber en estas inferencias que realizamos. Esto último es fundamental porque lo más probable en un clase de enseñanza de español para extranjeros es la diversidad de nacionalidades.
En segundo lugar, otra actividad que se nos ocurre y destinada a estudiantes de nivel B2/C1 aproximadamente podría ser la de, en grupos de cuatro estudiantes, elaborar o al menos intentar, uno de estos cuentos breves. Para ello, los escritos tendrán que ser lo más cortos posibles, como los que hemos visto y que previamente también habrán visto nuestros alumnos. Para darle un poco de emoción y competitividad al juego y forzarlos, asimismo, a dar lo mejor de ellos mismos, podríamos hacer una especie de concurso. Para seleccionar al ganador o ganadores, se pueden tener en cuenta diversos factores: el relato más original, con menos errores sintácticos, morfológicos, léxicos y ortográficas, el más escueto de todos, el más coherente… De este modo y gracias a esta actividad podemos trabajar en profundidad las inferencias y la expresión escrita.
Como conclusión, podemos decir que este tipo de género literario es muy interesante ya que destaca la facilidad y comodidad de leer y trabajar con ellos. Aunque es cierto que mucha gente desconoce este tipo de relatos o bien no suelen leerlo, son un diamante en bruto que consideramos que debemos explotar en las clases de ELE.
A continuación y para finalizar, nos gustaría realizar diversas preguntas: ¿Cuál ha sido el microrrelato que más os ha gustado? ¿Llevaríais alguno de estos microrrelatos al aula? En el caso de una respuesta afirmativa, sería interesante ver también la forma en que podrías llevarlos. ¡Dejad vuestras respuestas en los comentarios! Esperamos, asimismo, que os haya sido provechoso y entretenido el artículo. Hasta otra.
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